Buenos Aires SOS

Se desnuda la trama ideológica de un aristócrata relato sobre la calidad educativa

Lejos de resolverse, el conflicto docente se recrudece día tras día por la decisión del Gobierno nacional de llevar a fondo una “guerra” para imponer un nuevo modelo educativo. Dentro de las distintas dimensiones que tiene la estrategia del oficialismo, se desnuda la trama ideológica de un aristócrata relato sobre la calidad educativa.

Privatizar lo público y precarizar lo privado son dos caras de la misma moneda, con las que el PRO diseña y aplica una política incesante para estimular la transferencia de alumnos de escuelas públicas a escuelas privadas. Los ataques a la educación pública, no son exabruptos de funcionarios aislados. Por el contrario, son parte significativa de un proceso de estigmatización de lo público y fetichización de lo privado.

Además de que hay una clara intención de aumentar la matricula del sector privado en tanto condición de posibilidad para lograr más tasas de rentabilidad, existe también la creencia de que en el ámbito público es más frágil el control ideológico que en el ámbito privado. Las tensiones en el seno del Estado no permiten garantizar la formación ni disciplinamiento de un pensamiento que sea polea de transmisión de las necesidades del mercado. No hay, entonces, mejor lugar que una empresa devenida en escuela para mercantilizar el conocimiento y, sobre todo, formar a las nuevas generaciones en una cultura neoliberal recargada.

Pero no sólo buscan reducir al máximo la escuela pública. También se trata de consumar en la esfera privada un modelo de precarización absoluta de las condiciones laborales. En la actualidad, por ejemplo, la mayoría de los docentes de establecimientos privados conviven con el temor a ser despedidos si realizan acciones de lucha, se les impide llevar a cabo elecciones de delegados gremiales y se les impone firmar contratos que violan el Estatuto Docente. En este marco, si la mala educación es rebelarse contra un modelo exclusivo y excluyente, cada vez somos más los y las que asumimos el desafío.

(Por Nahuel Sosa, sociólogo y docente universitario)