GRAN HERMANO

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Buenos Aires Sos (BAS).- Abril del 2007.- (Por Rodolfo Etrea*).- Es uno de los programas más vistos de la televisión argentina. Será el reflejo de los valores de nuestra sociedad o tan sólo el espejo donde mirarnos asuste. La intención de esta nota es construir espacios para pensar «el fenómeno de la comunicación», en el marco de las actuales relaciones de dominación, la cuestión del poder, la desigualdad de las fuerzas sociales y, por consiguiente, la no equitativa distribución de la riqueza. Esto requiere de aportes y enfoques para concebir la cultura como capital de dominación simbólico. No se trata sólo de analizar, sino más bien de hacer visible aquello sobre lo cual no pensamos por lo que desconocemos. No todos recuerdan que el Gran Hermano, que hoy reina en la tele, desciende de otro Big Brother escrito por George Orwell. «1984», título de la novela de Orwell, representa un mundo de pesadilla, en la cual cobra existencia una sociedad totalitaria que se adueña de la psique de sus integrantes. El omnipresente G.H –Gran Hermano-(cuya existencia es innegable y al mismo tiempo incomprobable); la policía de la mente, la neolengua (creación-imposición de un lenguaje fuera del cual nada puede ser pensado); el temido crimen mental (o crimental). En el actual programa televisivo «Gran Hermano» quienes participan y parte de los televidentes ignoran, seguramente, las raíces que el título tiene en aquella novela. En todo caso están dispuestos a obedecer y a hacer méritos ante G.H. El papel del público es determinante para el resultado de lo que es en realidad una competencia. G.H es un show, un reality-show, es decir un show de la vida real, aquí comienzan las semejanzas con la novela y podemos hallar paralelos inquietantes con la vida real. Los participantes están dispuestos a satisfacer los pedidos de G.H y hacer todo lo que sea necesario, recurriendo a las peores artes para sacarse de encima a los otros, conseguir adhesiones, construir alianzas pasajeras, conspirar, etc. Lo primero que se aprecia es que el programa muestra tendencias actuantes en la sociedad, modos de ser de los sujetos, y del lazo, del vínculo entre ellos, los valores y los códigos predominantes. Quienes participan en el programa no manifiestan ninguna preocupación intelectual, cultural o política. Están dedicados a triunfar sobre el otro a cualquier precio, sometiéndose, incluso, a situaciones humillantes o lindantes con la tortura. El confesionario recuerda la habitación de la novela de Orwell, donde se somete a los sujetos a aquello que le causa más terror, con el objetivo de destruir su psique, aquello que obstaculiza su amor por G.H. Un canal de cable transmite las 24 hs el programa, muchos televidentes dicen que no están de acuerdo con el programa, que no les parece bueno, que le produce rechazo el comportamiento de los participantes pero «Que no pueden dejar de verlo!», les genera adicción. Creo que tenemos que comenzar a pensar e intentar intelectualizar el tema. ¿Es G.H además de Panem et Circenses, constructor de subjetividad?. Cada sociedad se vale de significaciones imaginarias que ofrecen un sentido para los sujetos y que proveen de modelos identificatorios y de objetos creados para su sublimación con el fin de crear un universo simbólico (conocido como Otro), que es incorporado por los sujetos en su proceso de sociabilizaciòn; el objetivo es generar una subjetividad al servicio del orden social instituido. La novela de Orwell, como el «juego» de G.H llevan al mecanismo de sociabilización de la psique al pretender que sea absoluto, sin resto, es decir anulando el inconsciente de los sujetos y el accionar de su imaginación. Los medios masivos de comunicación forman parte de los objetos que nuestra sociedad ha creado para la sublimación del mundo pulsional y también son transmisores de modelos identificatorios. Su intento es homogeneizar el sentido socialmente instituido, apropiándose de una parte del mismo y pretendiendo imponerse a los sujetos. El Otro que la sociedad actual ha construido ¿quién es?, ¿cómo es el Otro en nuestros días?. Es imposible describirlo en su gran complejidad, pero que expresa el siempre más del capitalismo, produciendo una pasión por la acumulación y el consumo. Se trata de otro que acentúa la falta. La creación del sentimiento de estar en falta es una de las piedras angulares de este Otro y del modo de dominio que se ha instituido en las últimas décadas. Es otro que además genera un modelo de sujeto deseable, amable por el Otro: siempre joven, en línea, adquiriendo objetos, siempre en actividad. Este modelo produce un modo de agrupamiento que se caracteriza por su fragmentación, ya que exalta el consumo, la velocidad, la inmediatez. Esto de estar en falta produce un estado de insatisfacción que se asocia al vacío y depresión. La velocidad, el aislamiento, la fragmentación social llevan a crisis identificatorias. El Otro actual es también una suerte de pequeño G.H. Pequeño en el sentido que no agota al otro, coexiste todavía con otras significaciones. ¿Podrá este «pequeño» crecer hasta ocupar toda la esencia social? *Psicólogo Social

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