QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE

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Buenos Aires Sos (BAS).- Abril 2007.-(Por Gabriela Sharpe).-Allá por 1936, las cuadrillas municipales hicieron un gigantesco hueco por donde pasaría la avenida 9 de Julio, «la más ancha del mundo». En el medio de ese claro que había dado por tierra con viejos cafetines y teatros de varieté, en el cruce con la avenida Corrientes, se construyó la Plaza de la República. Y allí, como un gran mojón que cortaba a Corrientes, que ya habla dejado de ser angosta, se levantó el Obelisco. Fue el homenaje de Buenos Aires al Cuarto Centenario de su Primera Fundación y representaba el espíritu progresista de una época. Lo diseñó el arquitecto Alberto Prebisch y lo construyó la empresa Siemens Bauunion en el tiempo récord de cuatro semanas, debiendo salvar las dificultades que significaban los túneles del subterráneo mediante la construcción de bóvedas en su fundamento. Fue motivo de disputas por parte de los porteños. Se escucharon voces a favor y en contra de su emplazamiento. Finalmente se impuso. Alto, altivo, altanero. Lugar de encuentros, desencuentros y reencuentros. Hoy representa el corazón porteño. Es el lugar donde se palpita la ciudad. El Obelisco recuerda en cada una de sus caras un hecho histórico porteño: la primera fundación, en 1536; la segunda y definitiva, en 1580; la primera vez que se izó la bandera nacional en la ciudad, en 1812 (en la iglesia de San Nicolás, que se levantaba precisamente donde hoy está el Obelisco, en la actualidad está sobre la avenida Santa Fe); y la constitución de Buenos Aires como capital argentina en 1880 Tiene una longitud de 67 metros y medio en su totalidad. 7 por 7 de base, y hasta la iniciación del ápice 63 metros, El ápice, que mide 4,5 metros, tiene en su parte mayor 3,5 metros de lado. Interiormente es hueco, pero cada 8 metros hay una losa con un agujero en el medio. Estas losas dejan un vacío en uno de sus ángulos donde se halla instalada una escalera marinera para acceder hasta su cúspide. Pesa 170 toneladas. Cómo no podía ser de otra manera tiene su leyenda. El historiador Diego Zigiotto afirma que en la punta del Obelisco esta guardado un cofre con una carta escrita por uno de sus constructores destinada a quién algún día pretenda demoler el emblemático símbolo porteño. Para aquellos que lo denigran diciendo que no sirve para nada, deberían saber que a veces, y bien usado, sirve de alerta, de prevención y otras sirve para fortalecer la memoria y que nunca decaiga en sus habitantes tan olvidadizos. En el 2005 para el Día Mundial de la lucha contra el Sida, el Obelisco se «vistió» con un profiláctico rosa de 67 metros de largo. En el 2006 apareció vestido como un lápiz gigante, en homenaje a los siete estudiantes secundarios detenidos-desaparecidos en La Plata por reclamar el boleto estudiantil, durante la última dictadura militar. Y ahora sirve como portarretrato de la foto digital impresa más grande del mundo.

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