Polémica por las obras de transformación en el Casco Histórico

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Si bien desde el Gobierno de la Ciudad aseguran haber mantenido reuniones con asociaciones vecinales y comerciales, la transformación del Casco Histórico generó dudas, y rechazos, entre los vecinos de la zona, sobre todo en lo que respecta a la nivelación de las veredas con las calles y a la contaminación sonora.

“No estoy de acuerdo con las obras porque la particularidad de San Telmo es conservar su carácter original. No es casual que por ley esté prohibido modificar las aceras, por ejemplo, que son las características del barrio”aseguró a Perfil Marta Stolkiner, arquitecta y vecina del Casco Histórico. “Esta modificación desvirtúa lo que el Casco Histórico vale como tal. Se va a producir una modificación del perfil urbano que va a adulterar el perfil de las calles de San Telmo”, agregó. Respecto al arbolado, Stolkiner afirmó que“a los vecinos nos llama la atención que hablen de arbolado después de que talaron los árboles de la avenida Paseo Colón. Se talaron setenta arboles añosos por la extensión del Metrobus del Bajo”, concluyó la arquitecta.

Jonatan Baldiviezo, director del Observatorio del Derecho a la Ciudad y también vecino de San Telmo aseguró que el Gobierno porteño para legitimar el negocio de los convenios urbanísticos decidió que el dinero obtenido de las excepciones inmobiliarias para construir torres sea destinado a revitalizar el Casco Histórico de la Ciudad. En los sectores de oficinas impulsará su residencialización. Y en sectores residenciales estimulará el crecimiento de la oferta de comercios y servicios gastronómicos, liberando el uso del espacio público. Se pretende pasar de un barrio histórico a un barrio turístico. Un claro ejemplo de un proceso llamado de Turistificación (gentrificación por el turismo)”
 
“Cuando desde el Gobierno de la Ciudad se anuncia la puesta en valor de un área, el patrimonio porteño se estremece. La última intervención realizada en el Casco Histórico, en Defensa y Alsina, es ilustrativa”, puntualizó  Ana Bas, de Basta de Demoler.“Aún sin fallo en la Justicia, se niveló calzada y vereda, se implantaron bolardos, se iluminó con farolas chinas de pie, se intervinieron los interiores de los edificios históricos, se amplió el Museo de la Ciudad con pobre factura y sin recordar a su creador y gestor, el arquitecto José María Peña, en aras de una modernidad incomprensible”.

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