LOS ANCHORENA VS LOS KAVANAGH

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Buenos Aires SOS.- 31 de mayo de 2011.-  Esta leyenda nos cuenta la historia de dos jóvenes, ricos y estancieros, y nos lleva al origen de la construcción de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires: el Kavanagh.

En esa época, década del ’30 del siglo pasado, los gomeros de la plaza San Martín, en Retiro, fueron testigos de un amor apasionado y , algunos le agregan el adjetivo desenfrenado de Corina Kavanagh con uno de los hijos de los Anchorena.

Si bien no existían, por aquellos años, los programas de chimentos con que la televisión local acostumbra a taladrarnos el cerebro, es cierto que el culebrón siempre estuvo, al momento de hacer su aparición no tiene en cuenta edad, género ni clase social.

Si de culebrón hablamos no pueden faltar los sentimientos contrariados, el despecho, el amor y , por supuesto, la venganza. Los protagonistas son buenos, inocentes o malos, pero muy malos.

En esta leyenda el rol de malvada le corresponde a doña Mercedes Castellanos de Anchorena, madre del apuesto joven, quien no concintió que su amado hijo y heredero pusiera los ojos en una chiquilina que no pertenecia a una de las familias patricias de nuestra alta sociedad. Y tejió artimañas para destruir esa loca pasión.

Es así que el amor no fue posible. Pero la venganza de Corina, la nuera que no fue, no se hizo esperar.

Hacia 1920 los Anchorena construyen la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar.  Y este fue el momento tan deseado por Corina Kavanagh, decidió construir, en la esquina de Florida y San Martín, un edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el palacio Anchorena (actual sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) a la iglesia, objetivo que aún cumple el edificio Kavanagh.

De esta forma se construyó el edificio Kavanagh, uno de los más famosos de Buenos Aires. Está ubicado en Retiro, uniendo con un pasaje las calles Florida y San Martín, frente a la plaza del mismo nombre. Fue construido en sólo catorce meses, entre 1934 y 1936, y aquello fue un acontecimiento ya que, por entonces, con sus 120 metros era el edificio más alto de Latinoamérica, la construcción de hormigón armado más alta del mundo y el primero del planeta en ser poseedor de aire acondicionado central en todos los departamentos. Corina se reservó el piso 14 que ocupa toda una planta. El estudio de arquitectos Sánchez, Lagos y De la Torre basó sus cimientos en 2.400 metros cuadrados para construir sobre ellos ese edificio de 32 pisos que tiene una superficie construida de 29.000. Los 107 departamentos son espaciosos y, una curiosidad, no hay dos iguales.

De esta leyenda lo que se puede comprobar es que el único lugar desde donde es posible ver de frente la maravillosa basílica del Santísimo, es la entrada por la calle San Martín al pasaje que une al edificio con el hotel Plaza. Este pequeño pasaje se llama Corina Kavanagh.

 

 

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