La Plaza de Mayo se convirtió en un gran pañuelo blanco

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Una multitud repudió el 2×1 a represores

Cuando la atacada es la Memoria, ella grita impertinente, sin escrúpulos. El poder se creyó impune, con esa impunidad con la que camina a diario en estos últimos tiempos en nuestro país, avasallando derechos, llevándose por delante dignidades.

Pero con la Memoria , No! Con los 30.000, No! Porque no hay Olvido ni Perdón. Sólo hay Justicia, a la que hirieron de muerte cuando los ministros Elena Highton de Nolasco, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz votaron a favor de aplicar la ley 24.390 –conocida popularmente como el beneficio del 2×1- en el caso de Luis Muiña y que podía hacerse extensivo al resto de los genocidas hoy en la cárcel.

Y las voces se hicieron oír y el repudio generalizado no tardó en llegar. Y cientos de miles de personas llenaron ayer miércoles 10 de mayo, las plazas de todo el país (y algunas del exterior), porque el dolor quemaba la planta de los pies y atravesaba los corazones. Porque a los 30.000 se los respeta, porque a las Madres y Abuelas se las respeta.

Y así fue como la Plaza de Mayo, donde se llevó a cabo el acto central contra el 2X1 a los genocidas, se colmó de manifestantes, y las calles aledañas y las diagonales y la 9 de Julio, y la Avda. de Mayo. Y muchos y muchas no pudieron llegar, como León Gieco que grabó un video casero en el estacionamiento del auto cantando el tema “La Memoria” dedicado a Estela y las Madres.

Y desde el escenario, que portaba un cartel blanco con la inscripción “Señores jueces: Nunca Más. Ningún genocida suelto. 30.000 detenidos desaparecidos presentes”, habló Taty Almeida, “abrieron la puerta a la impunidad”-dijo la Titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en referencia al polémico fallo.

Pero también lo hizo la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto quien celebró la firmeza con la que se movió la sociedad y sostuvo que si los jueces de la Corte Suprema «merecen» un juicio político por votar a favor del 2×1, «hay que hacerlo, acá no se puede dejar como si nada».

Nora Cortiñas referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, desde su corta altura, pero inmensa e inclaudicable firmeza exclamó que se sentía “Muy excitada porque queremos justicia», y agregó que «hasta hace una semana esta ley no regía para los represores de la dictadura, que quede claro: Los delitos de lesa humanidad no son delitos comunes, no prescriben» para advertir luego que «la Corte pretende soltar a Jorge Tigre Acosta, el jefe del grupo de Inteligencia de la ESMA, y a Alfredo Astiz y a Miguel Etchecolatz… Pretenden liberar a cientos de represores que caminarían al lado nuestro por las calles”.

Mientras tanto, como una ebullición desde las calles salía el sonido de los bombos y se escuchaban los tradicionales cantos de “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar” o “El pueblo unido jamás será vencido” a los que se le sumó el «Teke teke, toka toka, la memoria no se toca, genocidas en la cárcel, 2×1 las pelotas».

Y llegó el momento más emotivo. “Desde las Redes Sociales comenzó a circular la idea de que todos y todas lleven un pañuelo blanco –contó Taty Almeida- y las Madres dijimos ¿por qué no?” Y fue en ese momento que invitó a sacudirlos y la Plaza se convirtió en una marea blanca, sobre la que volaron los 30.000 compañeros desaparecidos y con la que se le gritó al poder económico, mediático, judicial y eclesiástico, que no hay reconciliación posible, que no hay olvido, que no hay perdón. La Plaza de ayer no fue una plaza más y los que definen las políticas para «nuestros» países bien lo saben.

La Plaza de Mayo ayer fue un gran pañuelo blanco, el pañuelo de la dignidad.

Memoria y símbolo. Símbolo y Memoria.

(Por Beatriz Chisleanschi)

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