La Confitería del Molino reabre sus puertas con visitas semanales

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El histórico edificio estará abierto dos veces por semana, y también el último sábado de cada mes. Los paseos guiados incluyen un recorrido personalizado por sectores recientemente restaurados y culmina con un café en el salón. Para julio ya están todos agotados. Cómo anotarse.

La Confitería Del Molino cerró en 1997, y desde entonces reina la nostalgia y la expectativa sobre la reapertura del sitio que fue declarado Monumento Histórico Nacional. Son muchos los que recuerdan sus especialidades de pastelería, sus famosos postres, su gran salón, y los detalles arquitectónicos. Debido al interés que despierta, la Comisión Administradora del edificio lanzó nuevas aperturas semanales, y a diferencia de las anteriores, esta vez el público podrá disfrutar de paseos guiados por miembros del equipo de recuperación. Además del recorrido tradicional, se podrá visitar el subsuelo, la cocina del primer piso, habrá una proyección, y culminará con la invitación a tomar un café para viajar en el tiempo.

Bajo el título “Experiencia Molino”, ni bien dieron a conocer la propuesta en las redes oficiales -bajo el usuario @delmolinook-, los cupos se agotaron en menos de 40 minutos para las 18 visitas que tendrán lugar en el mes de julio. “Debido a la alta demanda para recorrer un edificio tan querido por toda la comunidad, consideramos comenzar con un espacio donde los visitantes podrán hacer preguntas a los guías, y disfrutar de recorridos más personalizados que los que se venían desarrollando”, afirmaron desde la comisión.

Las puertas estarán abiertas dos veces a la semana en dos horarios -martes y jueves a las 10 y a las 14 horas- y también el último sábado de cada mes, a las 10 de la mañana y a las 13. La reserva se realiza a través del sitio web oficial del edificio, y la última semana de cada mes se reabrirá la agenda para el mes siguiente. De entrada gratuita, incluye el tradicional paseo por la confitería, pero también se podrá ir al subsuelo para ver las máquinas históricas que se utilizaban en la producción de panificados y tortas, además de la cocina del primer piso, y se realizará una exposición de las piezas históricas encontradas por los arqueólogos urbanos y aquellas que fueron donados por la comunidad.

Otra de las posibilidades es conocer la azotea, desde donde se pueden apreciar vistas a las cúpulas, y una escalera caracol que lleva a los icónicos balcones. Durante el recorrido también se realiza una proyección de video que resume la historia del edificio. Y al final del recorrido cada visitante podrá disfrutar de un café para culminar la experiencia en el salón emblema, en medio de los vitrales restaurados en los techos, la luminaria original, las columnas y las puertas giratorias, que forman parte del patrimonio arquitectónico que gracias a las minuciosas tareas de recuperación de un equipo multidisciplinario se ha ido revalorizando.

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