El Luna Park «no se vende»

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Así lo afirmó el Papa

Esta semana el estadio «Luna Park», que pertenece al Arzobispado de la Ciudad,  recibió una oferta de compra de un grupo empresario para desarrollar un emprendimiento inmobiliario. Sin embargo, ante el pedido del papa Francisco, comunicaron que “no se vende”.

Desde el 2013, el mítico estadio, que guarda gran parte de la vida cultural y deportiva de la historia porteña, quedó bajo la administración de la Iglesia Católica, producto de una decisión de quien fuese en vida dueña mayoritaria de la sociedad propietaria. Ernestina de Lectoure falleció a los 95 años en febrero de 2013 pero antes dejó una constancia escrita y legal de su deseo: ceder en partes iguales a Cáritas y a la Iglesia la operación comercial del estadio, que quedó bajo el mando del Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires.

El Luna Park  fue declarado monumento histórico nacional en 2007, lo que hace que su venta sea aún más difícil. Por lo que, cualquier decisión sobre el destino del estadio debe ser autorizado por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación e incluso debe dársele curso a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Luego de la propuesta del grupo empresario europeo, sin presencia en la Argentina, que buscaba construir sobre el terreno de la calle Bouchard un edificio de oficinas de 20 pisos de altura, desde el Arzobispado de Buenos Aires explicaron que «siempre hay interés por los terrenos del Estadio» y que la intención de compra es una situación común. «Todo el tiempo se acercan propuestas y ofertas, solo que algunas trascienden y otras no. La venta del Luna no está en los planes. Casi te diría que es imposible que la Iglesia ceda su potestad sobre el estadio en algún momento», sostuvo una importante fuente eclesiástica a Infobae. Ayer, la abogada Silvina Rebechi, rechazó rotundamente la operación. «Es una noticia falsa, no existe posibilidad de venta porque el edificio no está a la venta», aseguró a la revista Apertura.

La sorprendente noticia puso en alerta al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que de inmediato el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, envió a emisarios oficiales a que comuniquen con las autoridades del Arzobispado para aclarar las intenciones sobre la operación. El propio cardenal Mario Aurelio Poli aclaró que la venta del Luna «no es posible».

A todo este situación complicada, se le sumó la voz del propio Santo Padre, quien al enterarse de las versiones, le ordenó a la conducción porteña «la prohibición de cualquier tipo de negociación». El no rotundo del Papa Francisco tiene dos motivos. Uno social: cómo explica la Iglesia recibir millones de dólares de la especulación inmobiliaria y otro más delicado que es la relación que Bergoglio tenía con Ernestina de Lectoure.

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