VILLAS MISERIA, PROBLEMA GEOPOLÍTICO (I)

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Buenos Aires SOS.- 27 de diciembre de 2010.- (Por Juan Carlos Chaneton).- Interpretaciones interesadas del fenómeno del crecimiento de las villas miseria en la Capital Federal apelan al concepto de «favelización» para referirse al incremento demográfico que ha nutrido a estos asentamientos en los últimos  diez años, por lo menos. Creemos que no hay tal «proceso de favelización» sino una distópica realidad que eclosiona ahora pero que viene de lejos y muestra con nitidez que sus causas esenciales radican en fallas estructurales en la conformación de la matriz productiva del país.

En efecto, es ya moneda corriente el dato siguiente: el 40 % de la población del país vive en el 1 % de su territorio (capital y  conurbano). Las fuentes de las que surge este dato son variadas pero más o menos coincidentes y hasta el señor López Murphy (ex ministro de De la Rúa) lo citó en un programa de televisión el 23 de diciembre último. Se trata de una constatación que  plantea un inquietante problema estratégico para la Argentina, ya que si en los próximos veinte años no se resuelve el problema, la gobernabilidad y la paz social se verán en riesgo de quebranto, al tiempo que el abandonado interior será crecientemente apetecido por potencias extranjeras que, desde hace mucho, lo miran con avidez.

Y las soluciones aparecen claramente vinculadas al modelo económico-social que adopte la Argentina como política de Estado. El interior del país constituye una especie de «hinterland» de Buenos Aires; está prácticamente vacío, y sólo  se poblará si brotan allí las fuentes de trabajo indispensables para fijar el lugar a contingentes enteros de personas que solamente buscan eso: un lugar donde vivir y trabajar.
A su vez, el problema del empleo se halla vinculado a la inversión productiva como porcentaje del PBI. Hoy se halla en un 23 o 24 % y hay que llevar estas cifras al 30 % si se quiere obtener algún efecto práctico y benéfico. El 30 % del PBI argentino significa alrededor de 80.000 millones de dólares.  Es una suma suficiente para crear empleos, pero nadie invertirá en La Rioja, en Catamarca, en Formosa, en Chaco, en Santiago del Estero, en Jujuy o en la Patagonia  porque esos mercados regionales son demasiado pequeños como dinamizadores de demanda y, entonces, sólo queda la exportación como salida para la producción. Y ésta sale de mejor forma, más rápido  y más barato desde los puertos. Esta es la razón de la concentración anómala a que aludíamos en el segundo párrafo de esta nota.

Hay que comenzar a pensar, en el marco del afianzamiento de los procesos integrativos que vive la región, en la construcción de complejos ferroviales que desemboquen en Chile, esto es, en el Pacífico. Se abriría así la inconmensurable y prometedora posibilidad de contar con los mercados asiáticos para exportar los que ellos no tienen y necesitan: alimentos procedentes de nuestra agroindustria, es decir, alimentos con valor agregado. El país trasandino debería alcanzar cuanto antes el estatus de miembro pleno del Mercosur, ya que ese es el puntapié inicial para que su interés estratégico comercial coincida con el nuestro.

Así se piensa una solución estructural y a largo plazo del problema de la explosión demográfica en la villas. En lo inmediato, hay que volcar recursos para la urbanización, para convertirlas en barrios y, previo a eso, las fuerzas de seguridad deberán comenzar una ardua tarea: desmantelar las redes ilegales de tráficos de todo tipo (incluso de terrenos en las propias villas) que se han enseñoreado en esos lugares.

Otra ley que prácticamente es letra muerta en la Argentina y que brinda instrumentos aptos para luchar contra estos delitos es la 25.520/01, de Inteligencia Nacional. En efecto, en su art. 2º, apartado 3, dicha ley dice que «Inteligencia Criminal» es la parte de la inteligencia «referida a las actividades criminales específicas que, por su naturaleza, magnitud, consecuencias previsibles, peligrosidad o modalidades, afecten la libertad, la vida, el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y las instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional». Es esto lo que hacen las mafias en las villas.

Los instrumentos para desbaratarlas están. Hay que disponerse a usarlos.
En la próxima nota desarrollaremos específicamente la dinámica demográfica y delictiva que afecta, en primer lugar, a los propios habitantes de las villas, que no  quieren ni promueven el delito sino que son sus víctimas primeras.

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