Neruda

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Neruda logra ahondar más sobre la vida política que sobre el legado literario de quien la película utiliza el nombre. La vida de Pablo Neruda fue ampliamente más interesante desde su costado político que lo llevó al exilio y a vastas contradicciones éticas y morales más que su parte artística que tanto se ha valorado al punto de ser ganador de un premio Nobel.

Allí es donde la película es efectiva. Resalta la historia de este hombre que quizás muchos no conocen o decidieron no prestarle atención. Alejándose de “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…” (aunque si forma parte de varias instancias en el film), la obra recorre un camino que la asemeja a una “Road Movie” donde es planteado el exilio de Neruda y su persecución política y policial. Allí es donde plantea el núcleo dramático y narrativo, con el otro personaje principal de la película, el policía Oscar Peluchonneau, interpretado por Gael  García Bernal, quien acecha a Pablo, interpretado por un ajustado Luis Gnecco, a lo largo de todo el film.

Un tire y afloje, ida y vuelta rebotando entre los protagonistas quien siempre se van a preguntar si su mera existencia no es gracias al otro. Si no son una producción del intelecto y la expresión literaria de su antagonista.  Y en este ping pong de inseguridades y talentos machistas es donde nos encontraremos al comenzar a ver un polémico y dubitativo film.

La polémica a la cual me refiero es que la obra apela a una estética y un montaje que remiten de alguna manera a la  . Lamentablemente, el resultado que obtiene desde lo estético es cuestionable y pareciera un ensayo trunco contemporáneo anhelando ser los restos en el tacho de basura de Godard. Al salirse completamente del naturalismo  e intentar generar esas rupturas lingüísticas tan clásicas del francés, Pablo Larraín nos adentra en un mundo que no logramos detectar si es humorístico a propósito o si es que es tan absurdo que nos causa risa.

La carga insoportablemente romántica de todas las figuras y personajes empalagan un relato que no logra hacerse único quedando en un limbo entre la parodia y la ruptura. El final del film es donde encontramos cierto respiro cuando observamos retratos paisajísticos deliciosos que se unen a poéticas construcciones visuales logrando tocar algunas fibras recorriendo los vastos paisajes de la cordillera de los andes.

Demasiada poesía en un personaje que ya era poeta y que encuentra el regocijo, comodidad y apatía total en una película que sofoca y empalaga partiendo desde una base prometedora que en su desarrollo no logra llegar a ningún lugar.

(Por Julián Nassif)

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