Murió el artista plástico Ernesto Bertani, el «Ilusionista de Ituzaingó»

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El artista plástico, conocido por las metáforas visuales de sus obras, falleció en Lomas del Mirador a los 72 años.

Ernesto Bertani, nacido el 3 de febrero de 1949 en el barrio porteño de Villa Devoto había sido internado dos meses atrás por un accidente cerebrovascular. Sus obras forman parte de la colección del Museo Sívori y del Palais de Glace, así como también de colecciones privadas de políticos, periodistas y escritores de Argentina y del mundo.

Bertani vivía y trabajaba en Parque Leloir, Ituzaingó, provincia de Buenos Aires. Era considerado por la crítica como un pintor urbano porque en sus obras está el pulso de las grandes ciudades. Destacaba en el uso del aerógrafo y era considerado el «Ilusionista de Ituzaingó».

Antes de poder vivir de su obra ejerció varios oficios: vendió polenta, fabricó velas artesanales, y tuvo una pequeña empresa dedicada al diseño y la confección de muñecos y ropa infantil, y en 1975 fue víctima del Rodrigazo, la gran devaluación del peso argentino durante la gestión de Isabel de Perón. Decidió ante la crisis dedicarse a la pintura.

En la producción de Bertani se distingue gran influencia de Matisse, por sus personajes realizando actividades diarias y sociales, con marcada musculación y bien contorneados; se evidencia la relación con el fondo de las obras, pintados a modo de telas de tapicería. Para la crítica especializada su obra puede interpretarse como una larga reflexión sobre la identidad y la crisis de los valores. Nunca abandona el humor en su mensaje satírico de nuestro mundo contemporáneo.

Los temas constantes de su obra son la realidad y la apariencia, el amor, el sexo, el poder, la corrupción, las convenciones sociales y la identidad nacional, tópicos que fue articulando en series, mostrando una capacidad creativa pocas veces vista en nuestro arte.

En 1976, expuso por primera vez sus obras en la Galería Lirolay, de Buenos Aires. Presentó allí dibujos de las series «Censura», «Suicidas» y «Gangsters», con imágenes en blanco y negro que revelaban las circunstancias de Argentina que atravesaba la dictadura militar: las prohibiciones, el autoritarismo, y la represión. Estas fueron luego pintadas al óleo, material que abandonó en el año 1980, cambiándolo por el acrílico.

Expuso en Argentina, pero también en países como Francia, Italia, Estados Unidos, Brasil, México, Perú, Venezuela, Cuba y Colombia. Entre los galardones que recibió se cuentan el Gran Premio de Honor Salón Nacional, el Gran Premio Salón Nacional del Dibujo y el Premio Casa de las Américas en La Habana.

 

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