Ganamos las calles para no perder nuestras vidas

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20 de octubre de 2016.- (Por Beatriz Chisleanschi).-  Nosotras Paramos fue la consigna que hizo del miércoles 19 de octubre del 2016 un día distintivo en Argentina. Porque fue precisamente ayer por primera vez en la historia que las mujeres llevamos a cabo un paro de una hora en nuestros lugares de trabajo.

Miércoles Negro se lo llamó al día en que miles de mujeres decidimos vestirnos de luto en homenaje a todas y cada una de las víctimas de violencia machista.

Vivas Nos Queremos fue la exclamación que latió durante todo el día y varios días previos en las redes sociales.

Ni Una Menos la frase que se gritaba con una imagen común desde los perfiles de Facebook, Twitter o Whatsapp y que mujeres y varones estuvieron dispuestos a cambiar por las personass, también como una forma de denuncia y de protesta.

Ni Una Menos es una organización, pero es más que ello, es toda una definición que ya se ha convertido en una expresión de lucha. Decir Ni Una Menos es hablar de violencia, de la mujer y de una estructura machista.

Miles y miles de personas se concentraron y marcharon ayer por la tarde, con sol, lluvia, viento, frío o calor en distintas ciudades del país, y en el exterior, conmovidos por el brutal asesinato de Lucía Pérez y de todas las Lucías que mueren cada 30 horas en manos de un humano sin humanidad.

No se trata sólo de estructuras psicológicas enfermas y violentas (aunque también), se trata de un sistema de poder que se reproduce en las relaciones entre varones y mujeres.

Las mujeres somos doblemente explotadas, en nuestra condición de trabajadoras y en nuestra condición de mujer.

El sistema capitalista tal como lo conocemos, desde sus inicios y cada vez más, es esencialmente productor de miseria y plusvalía.

En el proceso de producción de mercancías el plus está dado por la apropiación de la fuerza de trabajo, donde el valor de uso, se transforma en valor de cambio en pos de la acumulación de capital.

En la producción cultural, el sistema de poder capitalista se apropia del plus valor ideológico para dominar y acumular en el plano de la conciencia.

Pero también, la apropiación de un plus valor se da en las relaciones entre varones y mujeres donde el varón en su condición de «macho proveedor», en tanto llevar el sustento económico al hogar (vigente en el incosciente colectivo), se apropia del plus valor de lo femenino para acumular poder, el que se refleja al interior de la dinámica familiar, en las organizaciones políticas o sociales y, fundamentalmente, en los trabajos.

Cuando la irracionalidad es lo que prima, esa acumulación de poder se convierte en destrucción y es allí donde la mujer se transforma en un ser esclavizado, se le es arrebatada toda condición de sujeto y la violencia se evidencia en toda su magnitud.

El grito de Basta! mancomunado que reunió a tantos y tantas miles más allá de sus ideas e ideologías es un Basta! a la violencia de género explicita, pero esencialmente es un Basta! al sistema económico capitalista que la produce, aunque muchas y muchos de los que se sumaron no sean conscientes de ello.

 

 

 

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