
Puelo de San Telmo al Eternauta
— 27 mayo, 2025 0 6
Durante el rodaje de El Eternauta, la nueva serie de Netflix basada en la historieta de Héctor Germán Oesterheld, Ricardo Darín no solo encarnó al icónico Juan Salvo. También vivió un vínculo entrañable con un compañero inesperado: Puelo, un perro mestizo de nueve años que se ganó su corazón —y, probablemente, el del público.
Puelo no es un actor profesional. Su historia empieza muy lejos del mundo del cine: fue rescatado en 2016 por un cura en Lago Puelo, Chubut, en medio del temporal de incendios forestales que arrasó la región. Desde entonces vivió en una parroquia de San Telmo y se convirtió en el perro comunitario del barrio. Calmado, sociable y acostumbrado a las ceremonias religiosas, terminó por accidente —o por destino— en el elenco de una superproducción postapocalíptica.
En la serie, Puelo interpreta al perro que acompaña al linyera, un personaje clave en el universo de El Eternauta. Cuando los productores buscaban un animal que pudiera convivir con multitudes, luces y cámaras sin alterarse, alguien recomendó a Puelo. Su adopción temporal para el rodaje incluyó chequeos veterinarios, una alimentación cuidada y una madrina de lujo: la actriz Mora Recalde.
Pero fue Darín quien más se encariñó con él. Entre toma y toma, el perro se acercaba a su camarín y rascaba la puerta para entrar. Una vez adentro, se echaba junto al actor en completo silencio.
La química entre Darín y Puelo trascendió la utilería. La producción decidió ampliar el rol del perro en varias escenas y los guionistas ajustaron algunas líneas para reflejar esa conexión real que creció con los días. Lo que empezó como un detalle menor se volvió una presencia emocional en la historia.
La experiencia marcó tanto al equipo que, una vez terminado el rodaje, todos acordaron no devolver a Puelo a la parroquia sin más. Está en evaluación su adopción definitiva por parte de un integrante del elenco, aunque no trascendió si será Darín quien se lo lleve a casa. Lo cierto es que Puelo ya encontró su lugar en el imaginario afectivo del equipo y, muy pronto, también en el del público.
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