Robo y vandalismo en la redacción de Anfibia y Cosecha Roja

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12 de diciembre de 2016.-  Revista Anfibia y Cosecha Roja comenzaron la semana con una noticia muy desagradable: al ingresar al espacio de trabajo, sus integrantes se encontraron con que la puerta estaba forzada y faltaban valiosos elementos de trabajo, como una computadora con todo el archivo fotográfico, dinero de la caja chica, una notebook, un proyector y un grabador de alta fidelidad.

Tras realizar la denuncia, por tratarse de una propiedad alquilada por una universidad nacional (se trata de la Universidad de San Martín), la causa pasó a la justicia federal y quedó en manos del juzgado federal Nº 10, a cargo de Julian Ercolini.

Este fue el relato que Anfibia hizo en su perfil de Facebook:

«El lunes temprano llegamos a la oficina y estaba la puerta abierta, con algunos pedazos de madera en el suelo y otros signos de haber sido forzada. Lo primero que se veía al entrar, desde el hall, eran papeles en el piso de la sala de redacción de Anfibia. Se dio aviso a la policía. A las 8 de la mañana llegó un cabo y quedó como consigna hasta que llegara la división ‘rastros’ (policía científica) para tomar huellas. Pasadas las 9 llegaron de la división ‘robos y hurtos’. Después de que un integrante de Anfibia declarara en la comisaría, la causa pasó a la justicia federal por tratarse de una propiedad alquilada por una universidad nacional (la Universidad Nacional de San Martín).

Revista Anfibia funciona en un departamento alquilado por la Universidad Nacional de San Martín. En la misma funciona Cosecha Roja. Ambos proyectos periodísticos fueron creados y son dirigidos por Cristian Alarcón. Nunca ocultamos el lugar físico donde funcionan las redacciones de ambos medios, todo lo contrario: dictamos talleres y seminarios, hacemos distintas actividades abiertas al público, recibimos en forma permanente a periodistas, fotógrafos, ilustradores, investigadores sociales, lectores.

Cerca de las 13 horas pudimos recorrer la oficina mientras trabajaba policía científica. Muebles rotos, cajoneras abiertas, papeles desparramados por todos lados. Si buscaban plata, la encontraron: se llevaron un poco de dinero de caja chica. Si buscaban dañar el funcionamiento de uno o de dos medios de comunicación, también lo lograron: se llevaron una computadora con todo el archivo fotográfico, una notebook, un proyector, un grabador de voz de alta fidelidad. Todas herramientas fundamentales para el trabajo periodístico y de formación que se realizan en nuestras oficinas. Todavía estamos revisando y ordenando, quizás falten algunas cosas más.

Fue el único departamento del edificio en el que entraron. Un robo en un inmueble, en una oficina es común o al menos ocurre con mayor o menor frecuencia en las ciudades. Pero un robo a un medio de comunicación, en el que llevan las herramientas más importantes de trabajo y descartan otras, que también tienen su valor, puede tener otras lecturas. No somos nosotros quienes debemos descartarlas, sino la justicia: en este caso, el juzgado federal Nº 10, a cargo de Julian Ercolini.

Poco sabemos hasta ahora. Que forzaron una puerta o entraron por una ventana. Que tuvieron el tiempo suficiente de revisar todos los papeles. Que se llevaron las herramientas de trabajo que más daño nos producen. Que dos oficiales de la división ‘robos y hurtos’ tomaron fotos, observaron los muebles vandalizados, arriesgaron hipótesis. Que una perito de la policia científica tomó huellas.

Rompieron, robaron, se fueron. No dejaron mensajes más alla de lo sustraído y lo destruido. Mientras la policia hacia  su trabajo, nosotros también: cada uno desde su casa siguió escribiendo, editando, buscando el mejor título, la mejor imagen, poniéndolo a circular en las redes sociales. Lo mismo hicieron los colegas de Cosecha Roja».

 

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