Parque Patricios: La casa de los cien Gardeles

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El frente de la casona que alberga a la Escuela de Arte Inclán está revestido por un centenar de azulejos y venecitas que rinden tributo al mito tanguero. También hay homenajes a grandes cantantes femeninas.

Carlos Gardel es sin dudas uno de los personajes emblemáticos de Buenos Aires y en cada uno de los barrios tiene algo que lo recuerda o lo identifica. En Parque Patricios se respira tango, se huele la milonga y el arrabal y por eso también está presente. La risa del Zorzal Criollo está replicada cien veces con venecitas y azulejos sobre el muro de una casona antigua en la calle Inclan, en la que funciona una Escuela de Arte.

Además, en la entrada de la casona hay fileteada una estrofa de “Mi Buenos Aires querido”,que le termina de dar un toque único a esta esquina de Parque Patricios.

Artistas y vecinos le dieron forma a lo que con el tiempo se terminó convirtiendo en una obra de arte callejero de las mejores de la ciudad. Mirta Regina Satz es su directora y da clases en esta casa de principios del siglo pasado.

Ella, junto a sus asistentes, Rufino Benicio Bogado y Claudia Adrián, Luis Zorz, el notable fileteador, y vecinos de entre cinco y 83 años hicieron lo que hoy quedó estampado para siempre en el frente de la casona.

“Mi Buenos Aires querido… cuando yo te vuelva a ver… no habrá más penas ni olvido…”, dice con letras grandes encima del gran portón que divide el ingreso a la casona. A su izquierda hay una puerta de esas antiguas, grandes, que deja en claro que se trata de una construcción de el siglo pasado y que hoy alberga a la Escuela de Arte Inclán. Desde 1995, los chicos pasan por su interior donde desarrollan diferentes actividades artísticas y comparten con otros artistas que no solo presentan sus obras sino que dictan clases como el que se dará el próximo mes de abril sobre “modelo vivo”.

Mirta, que enseña hace más de veinte años en Inclán 3090, fue quien dio el puntapié inicial de la obra a la que bautizó “La sonrisa de Gardel”. “Ver a Gardel desde varios puntos de vista, complementados en una sola obra para evocar nuestras raíces, nuestra cultura”, sostuvo.

La obra fue creciendo tanto que no solo se terminó homenajeando a Carlos Gardel sino que se le hicieron homenajes a las grandes mujeres del tango. En la parte superior de la casa, los mosaicos se combinan con maestría y devuelven los perfiles de Tita Merello, Libertad Lamarque, Susana Rinaldi y varias más. “Son como estrellas que en lo alto iluminan el mural”, dice Mirta emocionada. Si bien desde hace tiempo funciona el taller, la obra que hoy lo ilustra se hizo en 2014 y comenzó con algunos entusiastas vecinos artistas pero después se sumaron todas las familias.

 

 

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