MANGUERAS DE ODIO

0 7

Buenos Aires Sos.- Enero 2009.- (Por Alfredo Grande).- Raquel Papalardo, rectora de la Escuela >Mariano Acosta, fue sancionada por el Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, por tirar agua con una manguera a sus alumnos, es decir, se la sanciona por compartir una diversión en lugar de propiciar una represión.

 

Solemnidad sin valor. Hasta ahí llegamos. La degradación no tiene fin, la democracia sí. Otro ministro del imposible, al que me permito resignificar en la plenitud de su apellido, ex comunista remixado, o socialista converso, o marxista momificado, el espléndido NABOdowski, ha resuelto poner las cosas en su lugar. O sea; en el único lugar que la cultura habilita para los pobres de espíritu: el del autoritarismo vacuo y el de la ridiculez plena. Dos lugares de los cuales no hay retorno, y si lo hay, volverá y será bidones. De agua que para la derecha sin gracia, no es bendita.

Agua maldita porque se usó para jugar. Para divertirse. Para sostener la alianza solidaria entre generaciones, entre la clase de educadores y la de alumnos, en compartir la saciedad del bien común. La Directora tendrá que explicar por qué actuó de esa manera, elegante PRO-forma de preguntar por qué no se actuó de otra manera.

La pregunta que nunca le van a hacer a Raquel Papalardo es: «¿por qué no los roció con aguas contaminadas por glifosato?» O pidió que interviniera la infantería con balas de goma. O llamó a Emergencias Vecinales S.A. para disuadir a los revoltosos con napalm uso domiciliario?

La condena en realidad aparece por compartir una diversión, cuando en realidad es por no propiciar una represión. La derecha tolera cualquier exceso, siempre que sea de arriba hacia abajo. Si Raquel hubiera solicitado reprimir, no solamente el festejo de fin de año, sino muy especialmente la toma del colegio, seguramente NABOdowsky le estaría entregando la orden del mérito VA A ESTAR BUENO en el grado de GRAN VECINA ALCAHUETA. El castigo no es por lo que hizo, sino por lo que dejó de hacer. Pero lo que dejó de hacer, ser cómplice e instigadora de una represión a los chicos del CESMA (Centro de Estudiantes del Mariano Acosta) no puede ser perdonado por aquellos que con las caras más o menos lavadas por la democracia lave rap, siguen añorando los tiempos de la ESMA. Es decir: del modelo vertical, autoritarista, del educastrador, de los tiempos anteriores a la reforma universitaria de 1918, de las prácticas genocidas de las noches de los lápices, de los bastones largos y de la justicia corta.

Por eso es bueno que el ministro del imposible haya decidido convertirse en un nuevo «restaurador de las leyes», sin la dimensión de aquel que mandó asesinar a Camila O’Gorman y al padre Ladislao. Porque las mangueras del odio que las castas dominantes tienen sobre las clases oprimidas siempre deberán arrojar fuego, balas, pesticidas, virus letales, defoliadores, radiactividad, tóxicos, drogas de las legales y de las baratas. Todo aquello que destruya y altera al sujeto y a su comunidad.

Son las guerras no declaradas y además maquilladas por un aparato de crear zombies que algunos llaman pauta oficial de publicidad. Pero la resistencia al represor tiene razones que la razón de derecha no conoce. Al decir de Marx: «el peso de las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos». Por suerte. El frente obrero-estudiantil está inscripto en el inconsciente social histórico y no hay forma de aniquilarlo. El cordobazo está por delante y además, afirmaba Freud, «ninguna generación tiene el poder de ocultar a la siguiente acontecimientos de importancia». Estas dos afirmaciones de dos pensadores indispensables de la cultura libertaria, me hacen sentir una suave sensación de asco por los flatos verbales del ministro. Porque la discusión sigue siendo si educamos para la libertad o catequizamos para el sometimiento. No quiero caer en un maniqueísmo, pero como hago muchas cosas que no quiero, voy a caer en un maniqueísmo: «Freire o Sarmiento». Es decir: elijo al mejor Freire para combatir al peor Sarmiento.

La barbarie está sostenida por la clase dirigente, que retira becas, permite que los chicos se congelen con promesas de estufas para todos en el 2009, tolera un edificio que es una trampa para los que pretenden estudiar sin casco, que hostiga a un centro de estudiantes, a los familiares de los alumnos, y se espanta cuando se apaga un incendio sin nafta.

Sabemos que la alegría del joven no pocas veces deviene en manía. Por eso el mérito mayor de Raquel, que la cultura onda NABOdowsky no puede tolerar, es que los límites lleguen solos, sin la mano dura de ningún represor de la historia. Raquel cometió el peor de los pecados: mostró que el orden no es el de los cementerios, y que compartir la alegría es una de las formas de ejercer el ascendiente, el modo fraterno de la autoridad.

Desde el NABO mayor al NABO intermedio, se mostraron molestos con Raquel, y finalmente escupieron su pestífera hiel: había politizado el tema, al mostrarse con sindicalistas, alumnos, familiares. La manguera de lo solidario les es completamente ajena a estos políticos de la no política. Defienden el espacio público, en tanto esté vacío de contenido libertario. Raquel y todos los alumnos del Mariano Acosta han defendido un espacio público y también su contenido popular. Gloria y loor, honra sin par. (Publicado En Agencia Pelota de Trapo).

Buenos Aires Sos

View all contributions by Buenos Aires Sos

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *