LA LITERATURA ARGENTINA SE VA DE VIAJE

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Buenos Aires Sos.- 25 de septiembre de 2010.- (Por Lidia Fagale).- No sólo será el invitado de honor a la Feria de Frankfurt, sino que pasará el “testimonio” de invitado de honor a Islandia. Las opiniones del poeta sobre la importancia del acontecimiento y su significación para nuestro país.

Como ya fue anunciado públicamente, la Argentina ha sido elegida como “País Invitado de Honor” para la edición del año 2010 de la Feria de Frankfurt, que se desarrollará desde el 6 al 10 de octubre. Esta edición coincide con el año de la conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Autores prestigiosos, entre los que se encuentra Juan Gelman,  serán escuchados y leídos por los miles de visitantes, que ya se anuncian en la  feria editorial más antigua y prestigiosa del mundo. Asisten a ella anualmente más de 250 mil personas, de las cuales alrededor de 150 mil son miembros de la industria editorial, junto a unos 12 mil periodistas de más de 90 países.

El espacio creado y diseñado para nuestro país en la feria es descripto por los organizadores  como un espacio guiado por la simbología borgeana, compuesto por un “número indefinido, y tal vez infinito de galerías hexagonales”, como la Biblioteca de Babel de Borges. Dicen, también, que allí se conjugarán pasado, presente y futuro a partir de la sucesión de planos suspendidos de tela que en su repetición configuran el infinito. Se sumará la curiosidad que producirá ver las innumerables traducciones de obras como la de Julio Cortazar al tailandés, o la de Liliana Heker al ruso.

La Argentina, como país invitado, concentrará la atención de los editores de otros países. Como sabemos, el objetivo será convertir en “tendencia internacional” a los escritores nacionales, tal como sucedió en el boom latinoamericano en los ’70, los novelistas ingleses en la década del ’80 o los étnicos angloparlantes en los ’90.
La Cancillería Argentina ha confirmado a más de 50 escritores argentinos que le darán sentido a la participación de nuestro país en la feria. El escritor, poeta y periodista Juan Gelman ha sido designado para pasar el testimonio de “invitado de honor” a Islandia cuando concluya el encuentro.

Algunos aseguran que debemos a Islandia el concepto de novela. Las sagas islandesas, por ejemplo, son una colección anónima de textos prosaicos escritos alrededor del siglo XII. Hoy Islandia es un país que ha sufrido las consecuencias de la crisis internacional y que ha pasado del crecimiento extremo a la debacle total.
Tiempo Argentino dialogó con Gelman sobre esta experiencia que llevará  la literatura argentina a Alemania y que saltará las fronteras de varios países del mundo.

-¿Tiene para usted un significado especial ser quien pase el “Scholl” a esta isla, ubicada entre Gran Bretaña y Groenlandia, que en el último año ha visto desmoronarse su moneda, su gobierno, sus bancos, y a la vez es considerada uno de los países con mayor producción literaria?
-Sí, lo tiene. Es una literatura poco difundida a pesar de que, como usted dice, en Islandia son muchos los autores. Y, en efecto, según Borges, los islandeses descubrieron la novela en el siglo XII. Hay grandes poetas hoy, pero es muy difícil encontrarlos por la escasa voluntad de traducirlos. Como usted recordará, el premio Nobel de Literatura de 1955 fue el islandés Haldor Laxness. Su primera novela importante fue El Tejedor de Cachemira, editada en 1927.

-¿La calidad literaria siempre crea condiciones favorables para el negocio editorial?
-No siempre, más bien sucede lo contrario. Tienen mucha difusión best seller, mal concebidos y mal escritos.

La Feria de Frankfurt es muy distinta a la de Buenos Aires. ¿Qué expectativas considera que genera para los escritores argentinos, fundamentalmente para los más jóvenes, que expondrán durante cinco días sus obras?
-Ojalá los poetas y escritores argentinos que fueron traducidos a otras lenguas gracias al Comité Organizador para la Presencia Argentina en Frankfurt (COFRA) despierten el apetito que merecen.

-Tengo entendido que uno de sus libros fue traducido al lituano. ¿Qué impresión le produce ver volar sus palabras en otro idioma, más allá de lo que implica esto como posibilidad comercial para los derechos de autor?
-Puedo aportar algunas observaciones a quienes me traducen al francés, al inglés, al italiano y al portugués. ¿Pero cómo enterarme del acierto de una versión al japonés o al noruego? ¡Imposible!


-Dice el escritor y periodista argentino Pablo De Santis que, a veces, cuando hablamos de literatura argentina sufrimos una tentación: considerar toda la literatura como un entramado de significaciones que tienen que ver unas con otras, como una unidad, como una totalidad. A la vez señala que esa totalidad ficticia tiene ciertas características. Una de ellas es que en nuestra literatura el pasado vuelve constantemente. ¿Usted reconoce esa unidad de sentido, esos puentes de conexión, en la literatura argentina?
-Tal vez existen, pero no alcanzo a distinguirlos. A veces la insistencia del abordaje de un tema se debe a cuestiones históricas y no precisamente literarias.

-Ha habido cambios en el mundo, en nuestra región y también en la literatura nacional, pero muchas preguntas perduran, y otras  se suman. ¿Hay una literatura argentina en el sentido de un corpus? Y en este caso, ¿dónde está y hacia dónde va? ¿Se puede hablar de nuevas tendencias?
-Ese corpus existe, y afortunadamente es muy rico y variado. La literatura argentina va hacia más exploraciones de la expresión y la palabra. Como la de todo el mundo.

Uno de los objetivos de nuestro país, entre otros, es llevar a la feria el hilo de la memoria.  En sus poemas, en sus libros, está muy presente este registro. Sin embargo, suele decir que hay una expresión que odia en la literatura francesa, la de “poesía comprometida”.
-Ese término lo inventaron los franceses. La poesía es palabra calcinada, su único tema es la poesía y por eso se puede  hablar de todo.

-¿Hay alguna conexión entre el Gelman poeta y el Gelman escritor-poeta-militante?
-Soy la misma persona.

Anticipándose muchos años a esta respuesta, Julio Cortázar definía a la obra de Gelman así: “Acaso lo más admirable en su poesía es su casi impensable ternura allí donde más se justificaría el paroxismo del rechazo y la denuncia, su invocación de tantas sombras desde una voz que sosiega y arrulla, una permanente caricia de palabras sobre tumbas ignotas.”
Gelman, por último, resume el “oficio ardiente” de escribir: “La imaginación interroga a la vivencia como experiencia para expresar lo que averigua. Esa es la relación entre vida, creación y escritura.” Un torrente “ardiente” recorrerá los laberintos borgeanos de la Feria de Frankfurt en varios idiomas y  durante el otoño alemán. (Fuente:diario Tiempo Argentino)

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