La gentrificación mira al sur de la Ciudad

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Algunos barrios porteños, han pasado de zonas poco valoradas a áreas de moda. Un cambio urbano que atrae a vecinos más pudientes mientras que sus tradicionales habitantes se ven forzados a marcharse al no poder seguir con el nuevo ritmo económico.

Es la llamada gentrificación que hace referencia al proceso a través del cual un barrio habitado por población de bajos ingresos es modificado y ocupado por población de clase media y alta, quienes a su vez  renuevan las viviendas. De esta manera, son dos las condiciones para hablar de un proceso de gentrificación : desplazamiento de población y reinversión económica en las viviendas del barrio.

Este neologismo deriva del inglés gentrificationEn particular del término gentry, una clase social en su origen británica, constituida por nobleza baja y media -como barones y caballeros-, hombres libres y terratenientes. Se trataba de una burguesía tradicional. Hablando en criollo: se produce un desplazamiento de los vecinos que vivían hasta entonces por otros que con mayor poder adquisitivo, menor edad e incluso diferentes realidades sociales gentrifican su barrio.

En general, quienes producen esos cambios  no hablan de gentrificación, porque eso significaría asumir la expulsión de los pobres. Se lo maquilla con palabras más livianas como  “renovación urbana”,  “puesta en valor”,  “jerarquización y reciclaje de edificios históricos”, etc.

El arquitecto Silvio Schachter , en un reportaje concedido a Andén 85, explica: «Todos estos procesos no podrían existir si no estuviera la renta privada sobre el suelo. Todo el problema de la gentrificación se basa en la tensión especulativa. De no ser así la puesta en valor se haría de otra manera, no expulsando gente. Si el suelo fuera un bien social, sería diferente».

«Siempre existió la propiedad privada, con sus  distintas formas históricas, no es que ahora apareció el problema. El tema es que, en determinado momento, el Estado jugaba un rol más equilibrador de valores, solía expropiar la propiedad privada por necesidad de uso público,  pero desde el sesenta para acá el Estado ha sido privatizador, desregulador alimentando así un fenómeno conexo,  la corrupción. Al privatizar, ha aumentado la presión que genera  la  ganancia potencial del suelo urbano con todos los fenómenos expulsivos que trae», añade.

Es en San Telmo, Barracas y La Boca  donde actualmente sucede un proceso de desplazamiento de los sectores populares de sus barrios por el encarecimiento del costo de vida. Hace cinco años parecía impensable que en la mítica esquina de Defensa y Humberto Primo, en donde se encuentra la Plaza Dorrego, en San Telmo, funcione un Starbucks; o que el porteño se detenga a ver las cuadras de outlets de marcas internacionales en Barracas; o mirar en los clasificados excesivos precios en alquileres para turistas en La Boca.

San Telmo, un ejemplo. A los anticuarios y los barcitos de la Plaza Dorrego se le están sumando tiendas de objetos, ropa y restós , el parecido con Palermo es irresistible. Las casas de antigüedades, clásicas del barrio, están cerrando, y la típica postal porteña de la calle de los anticuarios, está dejando su lugar a la gastronomía, tiendas de diseño y hostels.

En el caso del barrio de San Telmo el Gobierno porteño ha decidido realzarlo como Casco Histórico y hacer de él un lugar turístico por excelencia. Y…tanto turista tiró los precios para arriba. En pocos años el valor del metro cuadrado se duplicó y los alquileres comerciales se fueron por las nubes.

En síntesis: más vale estar atento a la gentrificación.

(Por Alejandra Sharpe)

 

 

 

 

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