Era necesario un asado en la 9 de Julio?

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Hace horas el diario Clarín nos daba la gran noticia que una pareja de Santa Fe ganó el campeonato federal de asado en la Avenida 9 de Julio.

Tal vez sea una gran noticia y toda la Provincia de Santa Fe este festejando en este momento tan importante logro, y en la hermosa capital santafecina la plaza principal esté tan llena como cuando salimos subcampeones del mundo en Brasil. Sinceramente no creo que sea un hecho que tenga la importancia que le dieron los medios y el gobierno a este torneo de asadores. A decir verdad no solo es un hecho que marca la frivolidad de estos tiempos, es casi un acto obsceno.

En ese mismo lugar hace poco más de un mes una manifestación era brutalmente reprimida porque cortó, la cada vez más angosta Avenida 9 de Julio, pidiendo que se declare la Emergencia Alimentaria. Miles de personas que han perdido mucho más que derechos, gente a la que cada día le cuesta más alimentar a sus familias y que sufren como miles de argentinos las consecuencias de las decisiones políticas que ha tomado el gobierno desde el día que asumió.

De un tiempo a esta parte la palabra emergencia ha cobrado una dimensión que no tenía. La sociedad no estaba pidiendo emergencias, iba naturalizando derechos. Sin embargo durante el último año se pidieron Emergencias Productivas, Sanitarias, Educativas, Alimentarias que determinan claramente que las políticas tomadas hasta el momento han generado este estado de situación.

En este contexto, hacer un asado de esta magnitud y publicitarlo como si fuera una gran acción del gobierno, no sólo muestra una gran falta de sensibilidad hacia quienes no pueden comer un asado casi nunca, sino también un alto grado de cinismo y hasta se podría decir de perversión, porque hacer un asado donde se pide una Emergencia Alimentaria es perverso.

Nuestro país se va transformando cada día en un lugar más injusto, producto del proyecto político que se está llevando adelante y obscenidades como estas son absolutamente innecesarias. Si hasta parecía que a Eva, mirando todo desde el histórico edificio que hoy es sede del Ministerio de Desarrollo Social, que todavía sigue en la 9 de Julio, se le caía una lagrima de tristeza al ver los tiempos que corren.

(Por Ariel Aguilar)

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