EL CHETEISMO ARGENTINO

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Buenos Aires Sos (BAS).- Octubre 2008.- (Por Osvaldo Ardizzone).- Sí, Juan, el cheteísmo existe y, para peor, cada vez màs desarrollado, aún a despecho de las siete plagas y una más que padecemos…¿Qué es el cheteísmo, Juan? Es justamente la antinomia del hombre común, la contrafigura de lo, naturalmente, popular.

 

Al cabo, es una manifiesta y vulgar preocupación por diferenciarse, por ser distintos, por ser, en una de esas, mejores…

Como el cheto-militante del cheteísmo, carece de una verdadera y legítima identidad, para ser personal acude a modas, a esnobismos, a maneras singulares de vestir, de mostrarse, de exhibirse…

Por eso suele contribuir a crear boliches de onda, a descubrir esquinas «increíbles» ¿te das cuenta?, a broncearse antes que llegue el verano de los grasas, a estar siempre un par de días o al menos de horas antes de la «última» ¿no es cierto?, a descubrir parajes ignotos para pasar el verano, o a frecuentar restaurantes donde sirven ese plato súper que a mí me parece bárbaro…

Pero, la característica que más distingue al cheto, es el lenguaje, el ocurrente vocabulario para expresarse que, además de salpicarse de los giros más regios, más divinos, cuenta con la apoyatura de un tonito muy peculiar que, por momentos, llega hasta despertar cierto tipo de suspicacias en la legitimidad de los sexos…

Como en todas las capas sociales, dentro del cheteísmo, se instalan los distintos matices. Por ejemplo, por prosapia, por servicios prestados, por largos años de militancia, existen los chetos tradicionales que, a manera de arquetipos y/o de líderes, crean las corrientes rectoras del cheteísmo país. Son los que marcan rumbos.

Por lo general, esos genuinos e improstituibles miembros de la logia es una clase media más o menos próspera, con inclinaciones tuercas que va del ejecutivo buen mozón -con nociones de inglés básico y dos veranos en Marbella- con relación de dependencia, al hijo y/o jeans unisex con vivos dorados con el epicentro en Plaza Miserere o una nueva marca de flanes envasados a la frutilla…

Dentro de ese cheteísmo clásico observan posiciones de privilegio la estirpe de las modelos, modistos, los organizadores de concursos de belleza, los ideólogos de campaña de venta, ciertos galancitos de la televisión, ciertas primeras damas de las telenovelas ¿viste?, expertas en artes culinarias que transmiten una nueva versión de la ternerita al horno con papas, alguna especie de disc-jockeys de muy ortodoxa fonética inglesa, tanquiu, ciertas secretarias de medio pelo que reciben las primeras clases particulares de tenis por hora.

Por lo general -y éste es uno de los detalles más bárbaros- los integrantes del cheteísmo disponen de un caudal de conocimientos menos que común, pero son puntuales y fieles compradores de la línea de revistas denominadas de actualidad en las que abrevan su ávida sed de información, por ejemplo de las últimas súper del jet set internacional, la última intervención de la naricita de Susana ¿viste?, la desenfrenada virilidad del negro Julio Iglesias que es bárbaro con las mujeres, el porqué de la evasión de dólares del país.  El cheto, por naturalea, no profundiza en ningún tema, por más bárbaro que sea…

Pero el riesgo que trae el cheteísmo tradicional o clásico, es la cantidad de aspirantes a chetos-menores que pueden fabricar, por un fénomeno de ósmosis o de emulación, en ciertos militantes de la clase media menor o insignificante o desclasada.

Es que los chetos, a diferencia de cualquier otra ideología  política, religiosa, filosófica, artística, disponen de líderes instalados en posiciones estratégicas, como todas las manifestaciones periodísticas y/o farandulescas, como televisión, radio, ciertas revistas, algunos teatrillos, ciertos cafés concerts, conocidas coiffeurs (vulgo, peluquerías) institutos de belleza con enseñanza de yoga, desde donde logran conquistar frondosa cantidad de adherentes que, sin vivir a lo cheto en la holganza económica y en el confort, disponen de una psiquis filo-chetista.

«Te quería decir que la idea me pareció bárbara porque ya estamos requetepodridos de bancar a esos plomos que te joden desde la mañana hasta  la noche ¿viste?. Fijate que, de pronto, por sólo cuatro palos te tomás una copa superregia, escuchás cantar a la gorda Serra Lima que está un kilo y ni hablar del ambiente que va a ese boliche ¿te das cuenta? ¿Qué queres que te diga mi gorda? De pronto una se encuentra frente a cosas tan jodidas que te revientan el hígado como ir al cumpleaños del plomo del gerente de mi marido que no se lo quiere perder para quedar súper ¿viste?  Y a la final como le dije yo al gordo queda como un arrastrado, un chupamedias cualquiera…Un super chupamedias ¿no es cierto gorda? Che,¿ fuiste a ver a Gasalla?..Antonio es súper, un kilo, de locos, de locos como me dolía la panza de tanto reirme con las cosas puercas y bárbaras que dice, que por más que hablen los mersas, Antonio es agudo y fino, con esa chispa súper ¿viste?»

Viven en nuestro país. Cada vez son más. El último reducto es La Recoleta. En el último Mundial fueron al Monumental en masa, algunos muertos de risa, en barra, comieron sandwiches de chorizo a la portuguesa y, a las carcajadas, se limpiaron la boca con el reverso de la mano.

De repente ¿qué querés que te diga? Son bárbaros (Publicado el 1/12/1981)

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