EDIFICIO OTTO WOLF

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Buenos Aires Sos.- 21 de octubre de 2010.- Ubicado en la avenida Belgrano y Perú, este edificio construido en 1912 está relacionado con la historia de la Buenos Aires colonial y también con el impero austro-húngaro. Se caracteriza por sus majestuosas cúpulas y sus imponentes atlantes, también por la suciedad y deterioro de su fachada.

El edificio Otto Wolf fue mandado a construir por el empresario naviero y cónsul austro-húngaro Nicolás Mihanovich y por el empresario Otto Wolf para albergar la sede diplomática del imperio Austro-húngaro y fue llevada a cabo por el arquitecto danés Rönnow (quien también construyó la Iglesia Dinamarquesa, ubicada en San Telmo).

El edificio también fue llamado «la casa de la vieja virreina» aludiendo a la casona que había existido en el lugar que fuera adquirido en 1801 por el  virrey del Río de la Plata, Joaquín del Pino- El virrey falleció en 1804 y vivió en la casa su viuda Rafaela de Vera Mujica quien murió en 1816.  Juana del Pino y Balbastro, una de las hijas del matrimonio, vivía en las proximidades de esta casa, en Defensa 346/356 y esposa, desde 1809, de Bernardino Rivadavia, primer presidente  argentino.

La casa era una de las más importantes de la capital del virreinato del Río de la Plata, no solo porque era una de las más ostentosas sino también porque era visitada por los hombres más importantes de la ciudad de Buenos Aires de la época colonial.

Aquella casa tenía un elaborado pretil calado y heráldica en la puerta, siendo modelo de las grandes casas patriarcales porteñas.  En la parte superior había una azotea protegida con una balaustrada de mampostería, calada por aberturas, llamadas «oculus» y varios pináculos sobre la baranda.  Desde allí se luchó el 5 de julio de 1807 cuando los ingleses quisieron tomar por asalto la vivienda.

Luego el edificio perteneció al padre del obispo Medrano, quien hizo grabar su escudo de familia sobre la puerta principal y fue residencia obispal de la ciudad de Buenos Aires, vivienda del ministro de Portugal ante la Confederación y desde el 23 de mayo de 1878 sede del Montepío Municipal, una casa de socorro y asistencia para viudas y huérfanos. A fines del siglo XIX esa casa fue convertida en inquilinato.

Finalmente vino la venta en pública subasta en la cual Mihanovich adquirió la casa en $60.000 y la posterior demolición de las construcciones existentes, y su reemplazo por el edificio Otto Wolf, su construcción comenzó en 1912 y finalizó en 1914.

La legación austro-húngara tuvo allí su sede desde la inauguración del edificio hasta el derrumbe del imperio austrohúngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial. Desde sus casi 60 metros de altura Mihanovich podía ver sus barcos en el puerto.

Actualmente está dividida en 56 unidades ocupadas por oficinas comerciales y profesionales, principalmente estudios de arquitectura, siendo su entrada por la calle Perú.

El estilo arquitectónico del edificio ha sido ubicado en el Jugendstil, la versión germana del art nouveau, pero también tiene rasgos renacentistas, del neogótico y del eclectismo, más algunos trazos esotéricos del Palanti.

Una excentricidad que viene de los tiempos de la arquitectura griega consiste en reemplazar las columnas por figuras humanas, en este edificio lucen ocho atlantes, tres sobre la avenida Belgrano y cinco sobre Perú, de cinco metros, en actitud de estar sosteniendo desde el segundo piso el resto de la construcción, cada uno de los cuales representa uno de las artes y oficios relacionados con ella:herrero, carpintero, albañil, forjador, aparejador, escultor y en la ochava el jefe de obras y el arquitecto, o sea el mismo Rönnow..  Una curiosidad es que las figuras tienen rasgos correspondientes a la población autóctona. En el fuste, hay unas esculturas de cóndores de cinco metros de altura y también de otros ejemplares de la fauna local, tales como osos, loros, pingüinos y lechuzas.  Las figuras no son de piedra sino de hormigón armado, señalando que los constructores prefirieron técnicas más modernas.

El edificio está rematado por dos bellas torres cupuladas, a partir del séptimo piso, cada una con un depósito de agua disponible en caso de incendio, hechas -como los atlantes- en hormigón armado, que rematan en dos altas agujas.  Como una lleva el sol en su extremo y la otra una corona, se conjeturó que representaban al emperador Francisco José y a su esposa, la emperatriz Sissí que muriera en 1898, y así mismo a la alianza imperial entre Austria y Hungria.

En 1998 la municipalidad porteña encaró la reparación de las cúpulas, dado que las tormentas provocaron daños, entre ellos el desplazamiento del pararrayos a más de 10 grados de su eje.  En esa ocasión algunos propietarios del edificio aseguraron que la cúpula que representaba a la famosa emperatriz Sissí también ostentaba, cuando se inauguró el edificio, un retrato de ella

Actualmente forma parte del Catálogo de Edificios de Valor Patrimonial de la Ciudad.

Hoy día, esos magnificos atlantes que ocupan las dos primeras plantas del edificio lucen tan negros que hace falta mucha voluntad para poder observarlos con el placer que se merecen, si se sigue mirando más arriba, la cosa no cambia mucho, del negro se pasa a una fea tonalidad de gris.

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