CASA DE JUAN DE DIOS FILIBERTO

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Buenos Aires SOS.- 5 de abril de 2011.- (Por Juan Chaneton).- Que lo haya interpretado Ignacio Corsini cuando el año ’40 moría; o que Plácido Domingo y Carreras -a dúo, porque Pavarotti no sabía español- hayan elegido «Caminito» en aquel ’90 inolvidable frente a las termas de Caracalla en Roma, ya debería constituir razón suficiente para considerar a Juan de Dios Filiberto un ilustre embajador de nuestra cultura popular.

Los argentinos han hecho más que eso; los argentinos lo reputan ícono indiscutido junto a otros próceres del panteón musical porteño.

Pero los argentinos no son, a veces, también las autoridades.  Porque, a veces, las autoridades se equivocan a la hora de honrar y cuidar nuestro propio talento.

Es lo que, al parecer, está ocurriendo con aquel divo que no sólo dio luz al poema ya universal que citamos, sino que también es autor de Quejas de bandoneón; El pañuelito; Quince abriles (vals); La tacuarita (zamba); Leyendas de la Pampa, Interludio; Preludio sinfónico y otras joyas que su genio alumbró vis a vis con Gabino Cora Peñaloza, cada vez que las musas le hacían el amor.

Está ocurriendo con Filiberto que la casa en que vivió desde el ’32 hasta su fallecimiento, en 1964, está tapiada, abandonada y no seducida por nadie que la rescate del deterioro y el conflicto.  Porque, además, en torno de este inmueble colonial y de dos plantas, hay un conflicto.  Un conflicto de intereses.  De intereses espirituales, culturales, altruistas… y dinerarios.

Magallanes 1140, República de La Boca, casa del maestro Juan de Dios Filiberto.  En franco deterioro.  En 1996 el entonces Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires la habia declarado sitio de interés cultural mediante la Ordenanza N° 50.258.  Hoy yace escondida detrás de una innoble tapia.

El 19 de abril de 2007, la Legislatura de la Ciudad sancionó la Ley N° 2310 que declaró el inmueble de utilidad pública y sujeto a expropiación.

El proyecto fue presentado por la legisladora Inés Urdapilleta quien, en la exposición de motivos, propuso que «en esta histórica casa funcione el primer Museo del Tango de la Ciudad.  Es importante proteger la propiedad no sólo porque albergó a uno de los compositores más importantes de nuestro país -que le dio nombre a la Orquesta Nacional de Tango- sino para preservar la pintura y el relieve que diseñaron especialmente Benito Quinquela Martín y Agustín Riganelli».

Habría que agregar que, en rigor, se trata de un mural de Quinquela y de dos bajorrelieves, uno de Perlotti y otro de Riganelli y que las obras de arte embellecen la casa tanto en su interior como en la fachada.

Han pasado ya muchos años de desacuerdos económicos entre los sucesores del músico y el Gobierno de la Ciudad y, si la cosa sigue con esta lentitud, prescribirá y La Boca, la ciudad de Buenos Aires, los porteños nos quedaremos sin el Museo del Tango y cargaremos con el pasivo moral de haber permitido que, «por hache o por bé», la casa de Juan de Dios Filiberto se rinda, cada día un poco más, al inclemente paso del tiempo.

En un diálogo que www.c0210005.ferozo.com mantuvo con el señor Carlos Olivera  Filiberto -nieto del artista- indicó que aproximadamente en la primera quincena de abril la familia iniciaría un juicio para recuperar en plenitud, la titularidad del dominio del inmueble.  No nos olvidemos que, más arriba, hemos dicho que la Legislatura, en 2007, lo declaró de interés público y sujeto a expropiación.

Existe una valuación efectuada -como corresponde- por el Banco Ciudad, pero, argumenta la familia, sólo ha tomado en cuenta lo que se denomina ladrillo y terreno.

Agrega el señor Olivera Filiberto que, a pesar de haber sido tasada por un perito artístico, tal tasación no existe en el expediente abierto en el gobierno de la Ciudad.

Reclaman también los familiares que se pondere, en la tasación, un rubro por cierto difícil de cuantificar y, sobre todo, no demasiado simple de hacer valer frente a los jueces: el presunto valor histórico proveniente del hecho de que la casa fue visitada, entre otras ilustrísimas personalidades, por Toscanini, De Gaulle y la hija del Emperador Hiroíto.

Nuestro portal c0210005.ferozo.com entiende que urge una solución al tema y que la misma debería venir por el lado del avenimiento, es decir, algo así como un acuerdo similar a los que suelen lograrse en los procedimientos de mediación.

Mientras tanto, tapiar la casa ha sido la peor de las soluciones, por cuanto ello aumenta su deterioro.  Cabe considerar la urgencia de iniciar trabajos de restauración y mantenimiento de las obras de arte que constituyen un patrimonio que los porteños no podemos darnos el lujo de perder.

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