¿A dónde va la gente en situación de calle?

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El último censo popular de personas en situación de calle (PSC) en la Ciudad de Buenos Aires registró que 7251 se encuentran viviendo en las calles porteñas y evidenció un cambio de perfil de quienes llegan a estas circunstancias. Frente a esta realidad, venimos analizando que el cambio de perfil de las PSC deja en evidencia que los dispositivos socio-asistenciales pensados desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) no sólo son insuficientes sino que son inadecuados. En este informe realizamos un relevamiento de los dispositivos de atención para las PSC implementados por el GCBA, haciendo foco en los hogares y paradores, con el objetivo de analizar las políticas implementadas para esta problemática que cada día se agrava más.

En la Ciudad de Buenos Aires hay 36 lugares que funcionan como hogares, paradores o centros para las PSC, de ese listado[6] se desprende que: 7 son gestionados por el Gobierno de la Ciudad, 17 son de gestión asociada- a cargo de instituciones religiosas, ONG´s y organizaciones-  y 5 son de gestión asociada para personas con necesidades especiales. Otros 3 son espacios cedidos por la Secretaría de Deportes – polideportivos- durante el “Operativo Frío” que funciona de junio a agosto, en temporada invernal.

PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE EN LA CIUDAD

Históricamente la imagen construida en torno a las personas en situación de calle (PSC) estuvo asociada al varón solitario de mediana edad, con largo tiempo en la calle, sin ocupación ni ingresos, con problemas por el consumo de alcohol o de sustancias psicoactivas y/o problemas de salud mental, entre otros (Pleace, 1997; Mc Naughton, 2008 citados en Ciapessoni, 2014)[2]. Es decir, una imagen asociada al “vagabundo” o “mendigo”. Esta imagen de una población homogénea sigue constituyendo un riesgo a la hora de comprender las diversas trayectorias y problemáticas de las PSC (Ciapessoni, F., 2014: 2), pero sobre todo establece cuál es la imagen que el Estado se hace de ellas y qué políticas públicas diseña e implementa.

Al contrario de estos imaginarios construidos, los resultados del censo popular[3] de PSC -publicados en junio de este año- arrojaron otra realidad para la Ciudad de Buenos Aires. A la alarmante cifra en aumento -respecto a años anteriores- de 7251 PSC que se registró, se suma la novedad en el cambio de perfil de quienes llegan a estas circunstancias. Tal como advertimos desde Proyectar Ciudad en un informe previo[4], este cambio de perfil se ve reflejado por una mayor cantidad de personas sin tradición de estar en la calle, preponderancia de niños y familias enteras, y la preeminencia de factores económicos como determinantes para quedarse sin vivienda.

Si analizamos en profundidad, el número del censo es la cara más cruda de un problema mucho mayor cuando sumamos a las personas en riesgo de estar, también, en situación de calle: quienes residen en hoteles, casas tomadas plausibles de ser desalojadas y quienes reciben subsidio habitacional.

En el año 2010 se sancionó la Ley Nº 3706 que tiene como objetivo proteger y garantizar de manera integral los derechos de las PSC y en riesgo a estarlo.  El artículo 6º establece que “las personas en situación de calle y en riesgo a la situación de calle tienen derecho al acceso pleno a los servicios socio-asistenciales que sean brindados por el Estado y por entidades privadas convenidas con el Estado (…)”.

Cuando las muertes por hipotermia durante la ola de frío polar y la solidaridad de los/as vecinos/as tomó visibilidad, el vicejefe de gobierno argumentó que las políticas existen pero que “hay personas que prefieren dormir en la calle antes que a ir a un parador”. Entonces, nos preguntamos ¿por qué una persona preferiría quedarse en la calle antes que ir a un parador u hogar? ¿Cuáles son los dispositivos de atención que ofrece el GCBA? ¿Cuál es el circuito que atraviesa una persona en situación de calle y qué dispositivos de atención se les ofrece?

El “circuito ideal” – según Biaggio y Verón (2009)[5]  – que deben atravesar las personas en situación de calle se inicia con una llamada de cualquier ciudadano/a a la línea 108, ante la cual acuden asistentes del programa Buenos Aires Presente (BAP)  que trasladan a la persona en situación de calle a alguno de los paradores para su ingreso inmediato. Luego de esto, la persona -o familia- es derivada a algún hogar permanente para trabajar en su reinserción social, cumpliendo su egreso de 6 meses a un año.

Tal como señalan las autoras, este circuito no se cumple y la realidad de los paradores y hogares es otra. Entonces existe un “circuito real” donde las estadías en hogares son mucho más prolongadas, por lo que la cantidad de plazas vacantes y rotación es escasa; y las condiciones de los establecimientos son heterogéneas y muchas veces en estado crítico.

Frente a esta realidad, confirmamos que el cambio de perfil de las PSC deja en evidencia que los dispositivos socio-asistenciales pensados desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) no sólo son insuficientes sino que son inadecuados.

HOGARES, PARADORES Y CENTROS DE INCLUSIÓN EN CABA

En la Ciudad de Buenos Aires hay 36 lugares que funcionan como hogares, paradores o centros para las PSC, de ese listado[6] se desprende que: 7 son gestionados por el Gobierno de la Ciudad, 17 son de gestión asociada- a cargo de instituciones religiosas, ONG´s y organizaciones-  y 5 son de gestión asociada para personas con necesidades especiales. Otros 3 son espacios cedidos por la Secretaría de Deportes – polideportivos- durante el “Operativo Frío” que funciona de junio a agosto, en temporada invernal.

Entre enero y diciembre de 2018, según datos oficiales, fueron asistidas habitacionalmente 3046  personas sin techo y alojadas en hoteles, hogares de tránsito, paradores y hogares por convenio. Del total de las personas atendidas, sólo un 14,93% fueron alojadas en los paradores u hogares del GCBA. Si analizamos el número de personas asistidas, no llega a alcanzar ni siquiera la cantidad de PSC censadas.

Entre  los dispositivos existentes, podemos diferenciar hogares, paradores y centros de inclusión.  Los paradores funcionan en el horario de 17hs. a 8hs. y la presentación de la persona en situación de calle puede ser espontánea o por derivación. En muchos casos -sobre todo en los paradores del GCBA- la fila para garantizarse un lugar en el mismo durante la noche comienza aún más temprano, debido a la falta de camas y la alta demanda. Los requisitos respecto a los hogares son más flexibles, no se necesita derivaciones, informes sociales o psicológicos, certificados médicos, etc. Lo único que se solicita es una entrevista de admisión[7]. Las camas de estos paradores se ocupan por orden de llegada, es decir que hay una alta rotación de las personas que asisten.

En la ciudad existen 3 paradores bajo gestión estatal que funcionan todo el año -Bepo Ghezzi, Retiro y Azucena Villaflor- y dos bajo convenio -Parador San José de Flores del Arzobispado  de Buenos Aires y el parador Siempre es Hoy-. Y se encuentran otros 3 establecimientos -polideportivos- que funcionan como paradores durante el “Operativo frío” (entre junio y agosto). Según la Defensoría de la Ciudad[8], que retomó el último relevamiento realizado por el BAP (2018), el sistema de alojamiento nocturno cuenta con alrededor de 650 plazas.

Luego, se encuentran los hogares y centros que funcionan como lugares de tránsito mediante derivación de los/as profesionales en los paradores o el programa BAP. Según el informe de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, las derivaciones son pocas ya que la liberación de plazas de personas ya albergadas es escasa.

Tal como indicamos en el informe anterior de Proyectar Ciudad, los perfiles de las personas que por primera vez se encuentran en situación de calle son diferentes de los que tradicionalmente se encontraban en esta situación. Por ejemplo, al no existir dispositivos específicos para adicciones y/o problemas de salud mental, las personas que asisten a los paradores, hogares o centros por problemas económicos conviven con personas con consumos problemáticos o problemas de salud mental. Esta situación genera una heterogeneidad en la población que asiste a estos lugares y tiene como efecto un ambiente con problemas de convivencia y/o agresiones. Esta es una de las variables ante el argumento de que las personas “prefieren estar en la calle”.

A su vez, si comparamos la cantidad de personas registradas durante el último censo  evidenciamos una gran falta de vacantes en los establecimientos existentes, tanto gestionados por el GCBA y por las asociaciones. La falta de lugares se hizo notoria durante los días de frío polar, donde diferentes clubes de fútbol y organizaciones abrieron sus puertas para albergar a personas en situación de calle.

GESTIÓN DEL GCBA

El Gobierno de la Ciudad posee sólo 10 establecimientos bajo gestión propia: 3 paradores -Bepo Ghezzi, Retiro y Azucena Villaflor-, 2 Centros -Costanera y La Boca-, 2 hogares -Félix Lora y 26 de Julio- y 3 predios en polideportivos que se destinan únicamente de junio a agosto para el “Operativo Frío” -Parque Chacabuco, Avellaneda y Pereyra-. En su mayoría ubicados en la zona sur de la ciudad.

Si analizamos la población destinataria para cada establecimiento, se evidencia casi una ausencia de lugares para  familias en situación de calle o de la de hombres con hijos, situación que en algunos casos genera un desmembramiento familiar por el cual mucha gente opta por no ir a esos lugares. Por ejemplo, el Centro de Inclusión Costanera Sur, el único lugar que aloja todo el año a grupos familiares, cuenta únicamente con 140 plazas – aproximadamente 40 familias-. También cabe destacar que los lugares para mujeres con hijos/as generalmente permiten el ingreso de hijos varones menores de 17 años. Y en el caso de los establecimientos que reciben hombres, solo reciben hasta 60 años. Es decir, que los hombres mayores de 60 deben ser alcanzados por otros dispositivos estatales, como los hogares para adultos mayores, también insuficientes en la ciudad.

Son públicas las críticas hacia los paradores y hogares de la ciudad, que a demás de ser escasos, poseen diversos problemas de gestión. A fines de 2018 la Auditoría de la Ciudad publicó un informe[9] acerca de la situación de los paradores propios del GCBA, Centro La Boca y Centro de Inclusión Social Costanera. En el mismo reflejó diferentes problemas de estos dispositivos:

  • Deficiencias en materia de control interno.
  • Falta de implementación de un sistema de registración diaria de las personas que son asistidas, imposibilitando un seguimiento y armado de indicadores de la población que ingresa y egresa de estos establecimientos.
  • Irregularidades de infraestructura edilicia detectadas en los Paradores y Centros durante el 2017, relacionadas al mantenimiento, calefacción y protección.
  • Falta de personal, especialmente profesionales. Situación que dificulta el desarrollo de los servicios psico-sociales y el seguimiento sanitario de los/as beneficiarios/as, así como también la correcta articulación con efectores propios de los programas y/o de otros programas del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano.
  • Ausencia de manuales de procedimiento, como protocolos de intervención.
  • Problemas en el servicio de comida, sobre todo en el control de la cantidad de raciones, procedimientos inadecuados para el control para el almacenamiento y conservación de alimentos. Diferencias cualitativas y cuantitativas de las preparaciones que conforman las prestaciones alimentarias entre lo acordado y lo planificado entre la gestión del programa y las empresas tercerizadas.

A los problemas mencionados se le suman, según la Defensoría de la Ciudad, otros aspectos que desincentivan la asistencia a estos lugares. Como pueden ser los horarios restrictivos para el ingreso ya que es un horario dificultoso para quienes trabajan como recolectores urbanos, las situaciones de inseguridad y/o robo que se encuentran las personas que van a esos lugares, quienes terminan perdiendo las pocas cosas que tienen; y los problemas con el manejo disciplinario, que hace que las personas que están hace mucho tiempo en la calle les cueste más adaptarse a las normas impuestas en los paradores y muchas veces resultan expulsadas de los mismos.

A su vez, vale mencionar la falta de articulación entre estos paradores/hogares con otros programas del GCBA. La falta de implementación de una política articulada e integral, que se evidenció cuando por ejemplo, a inicios de septiembre -un vez concluido el programa “Operativo Frío”- muchas familias se encontraron durmiendo a la intemperie frente al Centro de Salud Comunitaria Nº13[10], ya que durante esos meses el GCBA no les brindó una solución para salir de esa situación.

GESTIÓN ASOCIADA

De los establecimientos de gestión asociada, 2 son paradores y 15 hogares o centros de inclusión. 10 de ellos son gestionados por instituciones religiosas y/o relacionadas con las mismas -Cáritas, Ejército de Salvación, Arzobispado de de Buenos Aires, Damas Católicas y Asociación Civil Niño Jesús-. Los otros 7 hogares y/o centros de integración son gestionados por diversas organizaciones -Proyecto 7, Isauro Arancibia, Asociación Civil Accionando Sueños, Asociación Civil Siempre es Hoy y Asociación Civil Puentes de Esperanza-.

Si analizamos el tipo de destinatario/a de cada establecimiento, nuevamente se evidencia la ausencia de lugares que alberguen a familias u hombres con hijos/as.

Las organizaciones que tienen a cargo hogares bajo convenio con el GCBA reciben un subsidio de $378 por persona que asiste. Con ese monto deben pagar al personal, comprar artículos de limpieza, el alquiler del lugar, mobiliario, ropa de cama, artículos de primera necesidad para las personas, etc.

El escaso presupuesto destinado a estos establecimientos genera que las organizaciones asociadas deban recurrir a donaciones de terceros. Esta búsqueda -exitosa o no- de donaciones produce una heterogeneidad de situaciones entre los hogares y paradores.  El buen funcionamiento en la atención de las personas en situación de calle que asisten a establecimientos de gestión asociada, con un presupuesto realmente mínimo, termina dependiendo de la buena voluntad y estrategias de sostenimiento de quienes los administran.

NADIE ELIGE VIVIR EN LA CALLE

Como se ha demostrado, los servicios socio-asistenciales provistos por el Gobierno de la Ciudad o bajo gestión asociada son insuficientes e inadecuados a las nuevas realidades. Como mínimo, los 36 establecimientos que albergan personas no llegan a cubrir a las 7251 personas en situación de calle.

Al contrario de lo que establece la Ley Nº 3706, la solución brindada a esta problemática no es abordada integralmente. La manera en que son pensados estos dispositivos -sobre todo los paradores- no resuelven el problema de fondo y estructural de quienes están sin techo ni redes de contención. Pensar que la gente prefiere dormir a la intemperie y que eligen estar expuestos a diferentes situaciones de violencia -entre otras- refleja que hay una omisión profunda de todos los problemas señalados.

Y deja al descubierto que este problema no es una prioridad de gobierno. Por un lado, por la escasez de establecimientos gestionados por el GCBA, acompañado de problemas edilicios, presupuestarios y de personal que se arrastran hace tiempo; y por el otro, el bajo monto destinado a las organizaciones que gestionan estos establecimientos de manera asociada, que produce la falta de una política integral y en igualdad de condiciones para todas las PSC. También, como señalamos, la falta de dispositivos de atención para personas con adicciones o problemas de salud mental hace que deban convivir en estos pocos establecimientos con personas que quedaron en la calle recientemente por problemas económicos.

Las miles de personas que habitan las calles porteñas y las que están en riesgo de quedar en la calle son la foto de una realidad imposible de ignorar. Frente a ella, se necesita un Estado presente, pensando soluciones a largo plazo y sobre todo concibiendo a quienes se quedaron en la calle como ciudadanos/as y por ende como sujetos/as de derechos.

[1] Villani, Roly (2019) “La calle es una mierda también cuando no hace frío” en: Revista Anfibia. http://revistaanfibia.com/cronica/la-calle-una-mierda-tambien-cuando-no-frio/

[2] Ciapessoni, F. (2014) ” Informe: Situación de calle desde una perspectiva de género y el trabajo de atención directa”

 https://ladiaria.com.uy/media/attachments/Informe_mujeres_Fiorella_Ciapessoni_1.pdf

[3] Realizado a fines de abril de 2019 por diversas organizaciones y organismos

[4] Disponible en: http://proyectarciudad.org/quenocalle-las-personas-en-situacion-de-calle-en-la-ciudad-de-buenos-aires/

[5] Biaggio, M., Verón, N. (2009). “Cerca y lejos de la calle: una aproximación etnográfica a un programa de asistencia transitoria a la emergencia habitacional en la Ciudad de Buenos Aires”. En: CUADERNO URBANO. Espacio, cultura, sociedad, vol. 8, núm. 8,  pp. 35-57.  Universidad Nacional del Nordeste Resistencia, Argentina.

[6] Disponible en:  www.data.buenosaires.gob.ar

[7] Rosa, P. (2013) “Percepciones de los coordinadores de programas sociales destinados a los habitantes de la calle en la Ciudad de Buenos Aires”. En: Debate Público; 3; 5; 4-2013; 127-138

[8] Disponible en: http://www.defensoria.org.ar/noticias/las-personas-en-situacion-de-calle-en-la-caba-informe-de-la-defensoria/

[9] AGCBA (2018) “Paradores propios del GCBA centro La Boca y Centro Inclusión de Inclusión Social Costanera”. Disponible en: http://www.agcba.gov.ar/docs/inf-20180810_1831—Paradores-Propios-del-GCBA—Centro-La-Boca-y-Centro-Inclusion-.pdf

[10] “Desamparados: terminó el Operativo Frío y decenas de indigentes volvieron a pasar la noche a la intemperie” Disponible en: https://www.nueva-ciudad.com.ar/notas/201909/41734-desamparados-termino-el-operativo-frio-y-decenas-de-indigentes-volvieron-a-pasar-la-noche-a-la-intemperie.html

(Fuente: Proyectar Ciudad)

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